Medea, por Eugène Delacroix, 1862.
Este síndrome se puede dar tanto en el padre como en la madre. La diferencia consiste en que generalmente son niños pequeños a los que la madre mata, y adolescentes o adultos a los que el padre mata. Claro que esto no es una regla, siempre se pueden dar casos contrarios.
Cuando algo se rompe se suele hacer añicos también lo que lleva dentro. Por eso, las primeras víctimas inocentes de la separación de los padres son los hijos. Por muy bien que se lleven las cosas, los daños colaterales son inevitables; por mucho sentido común que se ponga, los afectos salen afectados, y por poco sufrimiento que se cause, se causa mucho. Llegada la situación, no hay que buscar culpables, sino afrontarla lo mejor posible, sobre todo, pensando en los hijos.
Cosa que no hacen algunas madres y algunos padres. Al contrario: utilizan a los hijos como armas arrojadizas contra sus ex parejas, los usan para hacerse daño mutuamente, sin medir que a quién más dañan es a los que se han convertido, de la noche a la mañana, en víctimas silenciosas.
En cierto modo, los padres alienadores están ''matando'' a sus hijos, por lo menos en relación al otro progenitor, con el fin de vengarse de quien los ha abandonado. En el fondo, están haciendo lo mismo que hizo la mítica Medea, quien invadida por la ira no encontró otra forma de vengarse de su marido Jasón, quien la acaba de abandonar, que matar a sus propios hijos, Feres y Mérmero.
La única explicación de todo esto parece encontrarse en la locura: pensamos que Medea ha perdido el juicio, que su amor por Jasón ha obnubilado su mente, que se ha vuelto loca y que “no sabía lo que hacía”.
SÍNTOMAS MÁS COMUNES:
Sergio García, especialista del Colegio de Psicólogos de Madrid, sostiene que ninguna patología mental produce el asesinato de un ser querido. Los síntomas comunes en estos casos son las depresiones postparto, los sentimientos de rechazo hacia el hijo y sentimientos de destrucción hacia uno mismo y su recién nacido.
Si hay depresión postparto, se puede querer matarse a sí mismo, y al no percibir al hijo como un ser distinto a mi, le mata a él. Otro caso es el asesinato por compasión: si le gusta el mundo y le parece un lugar lleno de sufrimiento y desagradable, mato a su hijo y así no le hace vivir en este mundo.
La tercera hipótesis es un brote psicótico, que es una ruptura de la realidad y puede ser causado por diversas causas. La más común es el estrés potente. Sin embargo, sólo por las noticias no se puede diagnosticar. Se necesitan varias entrevistas con los pacientes para poder hablar de algún tipo de patología.
Sergio García, especialista del Colegio de Psicólogos de Madrid, sostiene que ninguna patología mental produce el asesinato de un ser querido. Los síntomas comunes en estos casos son las depresiones postparto, los sentimientos de rechazo hacia el hijo y sentimientos de destrucción hacia uno mismo y su recién nacido.
Si hay depresión postparto, se puede querer matarse a sí mismo, y al no percibir al hijo como un ser distinto a mi, le mata a él. Otro caso es el asesinato por compasión: si le gusta el mundo y le parece un lugar lleno de sufrimiento y desagradable, mato a su hijo y así no le hace vivir en este mundo.
La tercera hipótesis es un brote psicótico, que es una ruptura de la realidad y puede ser causado por diversas causas. La más común es el estrés potente. Sin embargo, sólo por las noticias no se puede diagnosticar. Se necesitan varias entrevistas con los pacientes para poder hablar de algún tipo de patología.
Estos comportamientos no son provocados por el entorno y tampoco tienen nada que ver con una familia desestructurada. Sin embargo, la red familiar hubiera podido evitar estos hechos si se alertase a los psicólogos, médicos y servicios sociales de que era necesario que estas personas fuesen tratados (si hubieran observado comportamientos inusuales o extraños).
PREVENCIÓN:
Por lo tanto, la forma de prevenir estos problemas es que el entorno mande una “alerta roja” cuando ve pensamientos de muerte permanentes de un padre hacia un hijo o cuando tiene comportamientos de descuido o negligencia hacia un niño. Por otro lado, la prevención pasa por educar a la población sobre qué es la paternidad. Una sociedad sana que se preocupa de sus nuevas familias, sirve como apoyo para que se desencadenen episodios de agresividad.
Hay que tener claro que el riesgo cero de criminalidad no existe. La depresión postparto afecta al 15% de las madres, según un estudio reciente de la “guía infantil”. No hay un perfil concreto, aunque lo que suele suceder es que la persona no tenía apoyo familiar o de su pareja, o que vivía en una familia desestructurada o sin recursos económicos.
FUENTES:
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