BLOG DE CULTURA CLÁSICA DEL IES FRANCESC RIBALTA DE CASTELLÓN


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martes, 2 de febrero de 2016

POEMA CARTA A UN DESTERRADO


AUTOR:

















Clara Isabel Alegría Vides (Estelí, Nicaragua, 1924) de origen nicaragüense, es una escritora, poeta, narradora, ensayista y traductora de la poesía de Robert Graves y otros autores ingleses. El Festival Internacional de la Poesía de Granada le homenajeó en el VII festival dedicándolo a su carrera como escritora.

SOBRE EL POEMA:

La nicaragüense Claribel Alegría es una de las escritoras que ha releído y recreado varios mitos femeninos. 
En su libro Saudade (1999) revisa, entre otros, el mito de Circe –en el mundo clásico, es sabido, aparece como la contrafigura de Penélope–, la hechicera que jugaba con los hombres que, aturdidos, caían en sus redes y acababan convertidos en animales. En el poema que reescribe, Circe se cansa de ese juego, expulsa a todas las personas que habitaban su isla “sepulcral”, incluidas las esclavas y los efebos, y se refugia en su soledad y en su paz, frente al mar que tanto amaba. Ideas, la de la soledad y la paz, reiteradas por otras poetas, como se verá. 

Claribel, en un poema de un libro publicado unos años antes, Variaciones en clave de mí (1993), rescata la figura de Penélope en “Carta a un desterrado”, una larga composición con dos partes bien delimitadas que se inicia con la consabida fórmula utilizada en las cartas, “Mi querido Odiseo”, y finaliza con otra fórmula habitual de despedida, “Tu discreta Penélope”. El epíteto discreta que en tantos pasajes de la Odisea acompaña a la heroína homérica –además de prudente, y en menor medida, divinal y fiel– encierra cierta ironía porque la imagen reformulada que proyecta en el poema ya ha borrado su identidad anterior, ubicada en ese imaginario mítico que la historia ha transmitido. En la primera parte (30 versos) Claribel Alegría se apoya en el modelo conocido de mujer que lamenta la ausencia del esposo y que se siente acongojada por el asedio de tantos pretendientes. Un dios se apiada de ella y le aconseja tejer un sudario para Ulises. Penélope, atraída por la idea, se puso a tejer desde que salía el sol, y a destejer por la noche el trabajo realizado, para no tener que escoger esposo. 

El tiempo verbal que utiliza la autora es siempre el pasado, para significar que ese período vital ya finalizó. “Así transcurrieron tres años”, dice la poeta, para iniciar con un adverbio que expresa el presente, “ahora” –y con todos los verbos también en presente–, la segunda parte de la composición (los 42 versos siguientes): una nueva Penélope toma las riendas de su vida, no la que diseñaron para ella sino la que ella decide libremente. El amor hacia Ulises/Odiseo ha desaparecido y su corazón se abre a nuevas experiencias con un joven bello y experto, como Ulises, en el uso del arco y las flechas.


Este poema trata sobre una carta que le envía Penélope a su esposo Odiseo (del libro Odisea). En la carta le describe como eran las cosas desde que él se marchó de su tierra, le cuenta que tenía muchos pretendientes y le aconsejaron tejer un sudario para su esposo, y si terminaba de tejerlo debía elegir un pretendiente. Entonces tejía de día y lo destejía de noche para no terminarlo; pero también le dice que se enamoró de un hombre parecido a él cuando era joven, así que le pide por favor que no vuelva a la casa porque ella y su hijo están bien, y del amor que le tenía no quedaba nada. Así que le parece que para él sería mejor que lo den por muerto. Por último refiere que si elige a Calipso recuperará su juventud y si elige Circe será su mejor chancho. También le suplica que no invoque a los dioses porque sería en vano.



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