A Ariadna dejada de Teseo
¿A quién me quexarè del cruel engaño,
árboles mudos, en mi triste duelo?
¡Sordo mar, tierra extraña, nuevo cielo!
¡fingido amor, costoso desengaño!
Huye el pérfido autor de tanto daño,
i quedo sola en peregrino suelo,
do no espero a mis lágrimas consuelo;
que no permite alivio mal tamaño.
Dioses, si entre vosotros hizo alguno
de un desamor ingrato amarga prueva,
vengadme, os ruego, del Traidor Teseo.”
Tal se quexa Ariadna en importuno
lamento al cielo, i entretanto lleva
el mar su llanto, el viento su deseo.
Juan de Arguijo nace en Sevilla en 1562 en la collación de San Andrés, en una de las casas que conformarán su futura residencia. Hijo de Gaspar de Arguijo, comerciante tinerfeño, y Doña Petronila Manuel, gracias a la preeminencia social y económica que había alcanzado la familia con el comercio de América, ostentará cargos y honores públicos como veinticuatro de la ciudad hispalense en 1590, cuyo cargo cederá a Juan de Zuñiga, y como procurador de las Cortes en 1598 tras la muerte de Felipe II.Fallecido su padre en 1593, heredará un extenso patrimonio entre los que se encuentra la Casa de Arguijo, ya entonces un amplio espacio fruto de la adquisición de los inmuebles aledaños a la residencia inicial. Insigne poeta y generoso mecenas, será alabado por sus contemporáneos como prueban las numerosas muestras de aprecio y admiración. Un ejemplo son los versos que le dedica Lope de Vega en La Hermosa Ángelica, en La Dragontea y en las Rimas Humanas y Divinas calificándole como “famoso hijo de las Musas” o “Mecenas Claro” entre otros epítetos Son también conocidas las alabanzas que le dirige Rodrigo Caro, su discípulo, en su obra manuscrita Los claros varones en letras naturales de Sevilla, que lo nombra “no solo elegantísimo poeta, sino el Apolo de todos los poetas de España”.
Juan de Arguijo estudió en el colegio de la Compañía de Jesús de Sevilla (1576-1580), manteniéndose muy vinculado a la orden jesuítica durante el resto de su vida y cuya influencia se va a dejar sentir con fuerza en su obra.
Sabemos que a raíz del ataque que sufrió Cádiz en 1596, su madre Petronila Manuel, él y su mujer Sebastiana Pérez de Guzmán, hija del socio de su padre, patrocinan la fundación del nuevo colegio jesuita. En este lugar será sepultado a su muerte en 1622, en la capilla de la Concepción propiedad de la familia. Una losa de mármol blanco con el escudo de los Arguijo da testimonio de ello.Su relación con la Casa jesuita de Sevilla fue tan estrecha que, una vez acaecida su ruina económica y para huir de sus acreedores (1609-1616), buscó allí refugio.
Ariadna es la hija del rey Minos y Pasifae de Creta. Su padre tenía en un laberinto al minotauro, a quien había que alimentar con gente ateniense cada nueve años.La tercera vez que los atenienses debían pagar su tributo, Teseo, -hijo de Egeo, el rey de Atenas- se ofrece a ir y matar al minotauro. El problema era que el minotauro vivía en un laberinto del que no se podía escapar.
La hija de Minos, Ariadna vio a Teseo y se enamoró de él, por lo que decidió ayudarlo con la condición de que se casara con ella y se la llevara lejos de su temible padre.
Teseo aceptó, y así fue como Ariadna le regaló un ovillo para que una vez en el laberinto, fuera desenrrollándolo y pudiera servirle de guía al regreso e indicarle el camino de regreso.
Cuando Minos supo que Teseo había matado al minotauro montó en cólera por lo que Teseo tuvo que apresurarse en la huída en la que lo acompañó Ariadna. Pero ella nunca llegó a ver la tierra de Teseo, Atenas, pues en una escala que él hizo en la isla de Naxos, la abandonó dormida en la orilla.
Las versiones de esta traición varían mucho y se han hecho un sinnúmero de hipótesis. Se ha dicho que Teseo dejó a Ariadna en la playa porque estaba enamorado de otra mujer, también que fue por orden de los dioses, o sino que mientras ella se encontraba en la playa recuperándose de un mareo, él regresó al barco, y este sarpó impulsado por un misterioso viento.
Pero, Ariadna no se amilanó mucho y olvidó sus penas de amor con el dios Dionisio, quien se había enamorado profundamente de ella. Se casó con ella y la llevó al Olimpo. Como regalo de bodas le dio una diadema de oro que hizo Hefesto y que luego se convirtió en constelación.
Sus hijos con Dionisio fueron Toante, Estásfilo, Enopión y Pepareto.
Su muerte es objeto de varias versiones pues hay quienes dicen que Artemisa la mató, cumpliendo órdenes de Dionisio. Pero también hay quienes opinan que ella murió en la isla de Naxos, donde Teseo la había abandonado cuando ella dio a luz.
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