Título original en inglés: Nymphs finding the Head of Orpheus.
Pintado en el año 1905 por John William Waterhouse, un pintor británico.
Este cuadro presenta a dos ninfas curiosas que están sentados en una pequeña cascada mirando la cabeza de Orfeo entre los cojines de lirio,el legendario músico y poeta de la mitología griega.
Es un Óleo sobre lienzo. Pitado en el período de la Hermandad Prerrafaelita, una asociación de pintores, poetas y críticos ingleses fundada en 1848 en Londres.
Tiene una dimensión de 149 x 99 cm.
Pertenece a una colección privada.
Ninfas encuentran la cabeza de Orfeo
En este cuadro podemos ver que predomina los colores fríos de un tono muy oscuro debido a que es un cuadro donde dos ninfas encuentran a la cabeza de un muerto, que es de Orfeo. Su cabeza está situado en la parte inferior del cuadro que da la impresión que está sobresalido del agua, donde se ve junto a él su lira, un atributo que representa a ese personaje.
MITO: Orfeo era hijo de Apolo y Calíope, musa de la poesía épica y la elocuencia, algunos aseguran que era hijo de Eagro, rey de Tracia.
Orfeo podía cantar y tocar de tal manera que conmovía a humanos, animales, árboles, ríos y piedras. Fue uno de los argonautas y cuando el Argo tenía que pasar la isla de las sirenas, era la música de Orfeo que impidió la destrucción de la tripulación.
Después del viaje de los Argonautas, Orfeo regresó a Tracia, donde se enamoró de la ninfa Eurídice. El día de la boda, una serpiente venenosa mordió a Eurídice en el talón. A consecuencia de ello murió y el inconsolable Orfeo no podía imaginar su vida sin ella, así que bajó al mundo de los muertos para pedir a Hades que se la devolviese. Mientras cantaba con la música de la lira, las almas rompieron a llorar. Tántalo no se esforzó en alcanzar las aguas que siempre se retiraba, la rueda de Ixión se detuvo, los buitres dejaron de picar el hígado de Titis, las hijas de Danao dejaron de llenar sus vasijas y Sísifo descansó sobre una roca. Incluso el implacable Hades quedó desconcertado y le permitió llevarse a su amada a condición de que no volviese la vista hasta haber salido de allí. Justo antes de salir, Orfeo se dejó llevar por la impaciencia y miró hacia atrás, lo que provocó que su amada se desvaneciese en la niebla del reino de los muertos, despidiéndose de él sin que Orfeo pudiese oírla. Orfeo descendió de nuevo al mundo de los muertos, pero el barquero Caronte no le quiso cruzar a través de la laguna Estigia a pesar de sus cánticos. Al darse cuenta que había perdido a Eurídice para siempre, Orfeo pasó siete días penando sin comer a orillas de la laguna.
Después regresó a Tracia, donde ya no quiso saber nada de mujeres y decidió hacer de los hombres su elección. Esto no gustó demasiado a las Ménades. Así que, le despedazaron dejando intacta su cabeza y su lira, que cayeron a un río que las llevó hasta el mar mientras la cabeza seguía pronunciando el nombre de Eurídice hasta llegar a la isla de Lesbos.
La lira quedó en los cielos como constelación, y el alma de Orfeo encontró a Euridice en el mundo de los muertos.
Muerte de Orfeo
(Fuentes: sitio web, mitos y leyendas)
Sólo añadir esto como curiosidad:
ResponderEliminarLa cabeza y la lira del poeta llegaron a Lesbos (como tú dices), cuyos habitantes tributaron honores fúnebres a Orfeo y le erigieron una tumba. Se pretendía que de esta tumba salía a veces el son de una lira; por eso la isla de Lesbos fue la tierra por excelencia de la poesía lírica.
También enseñaban la tumba de Orfeo en otros lugares; por ejemplo; en Asia Menor, en la desembocadura del río Meles. Se contaba al respecto que, a la muerte de Orfeo, se había declarado una peste en Tracia. Consultado el oráculo, éste respondió que era un castigo por el asesinato del poeta y que, para librar el país de la epidemia era preciso recuperar la cabeza de Orfeo y tributarle honras fúnebres.
Tras larga búsqueda, unos pescadores acabaron por encontrarle, varada en la desembocadura del Meles, sangrante aún y cantando, como cuando estaba viva.
La cabeza y la lira del poeta son encontradas y se le rinden los honores fúnebres. En Tesalia, un oráculo de Dionisos había predicho una vez que si las cenizas de Orfeo se exponían al día, un cerdo asolaría la ciudad. Los habitantes se burlaban de esta predicción sin tener ningún miedo de los cerdos.