CISNE
Leda y el cisne |
Os voy a contar una historia, de esas tan bonitas que empiezan con un "Érase una vez...".
Éste relato, en cuestión, se ocupa de la leyenda que justifica en el cielo la presencia de una de las constelaciones mas bellas del hemisferio norte, una constelación inconfundible hasta que para muchos profanos y que reside en las noches del verano boreal con su majestuosa presencia, como corresponde a su origen y a la figura que representa.
Me estoy refiriendo al Cisne(Cygnus, en latín)
Así empieza la historia...
Érase una vez, en un país y en un tiempo muy lejano, una princesa de extraordinaria belleza, llamada Leda. Su padre, Testio era el poderoso rey de Etolia, región montañosa del norte de Grecia. Leda casó con Tindáreo, rey de Esparta, un país poblado por gente algo ruda y más dada a las pendencias vecinales que a otras formas más elevadas de cultivar el espíritu.
Acostumbraba la joven Leda a dar largos paseos por las riberas del río Eurotas, acaso para apaciguar el aburrimiento que le ocasionaba la poca atención que su marido le dispensaba, más ocupado en sus “Miles Gloriosus” que en cumplir debidamente con su aburrida esposa. Pues he aquí que durante uno de esos bucólicos periplos acertó aver a un cisne que se dirigía hacia ella en donoso planeo y, sin miramientos de ninguna clase acometiola con el arma que estas encantadoras aves poseen (no el pico, desde luego). El fogoso animalito resulto ser nada menos que el mismísimo Zeus, el jefe del Olimpo
Según parece la dama tampoco hizo ascos a los
requerimientos de tan insigne personaje, consintiendo y participando en
los arrumacos del citado. También se habla de una violación, pero no consta en ninguna parte de forma que el asunto permanece sin aclarar.
Al parecer, Leda, engolosinada con el episodio del río, esa misma
noche yació con su marido, si bien la cubierta epidérmica del tosco
guerrero carecía del delicado tacto que caracteriza a los ánades, sobre
todo si son de origen divino, pero a “buen hambre no hay pan duro”, que
reza el dicho popular. Como resultado de ambos ayuntamientos cuentan
las crónicas que Leda puso dos huevos , de los que nacieron cuatro
vástagos. De uno de ellos, Helena
y Pollux
( hijos de Zeus) y del otro Clitemnestra y Castor
(hijos de Tindáreo). Y no consta que el ornado esposo fuera quien
acuñara la famosa frase de “¡Manda huevos!”.
Efectivamente, ésta Helena es la de Troya.
Por cierto, Castor y Pollux han sido siempre considerados como gemelos y así se
hallan representados en la bóveda celeste con su propia constelación.
En definitiva, el propio Zeus,
orgulloso de estos hechos, colocó la imagen del cisne en los cielos,
con sus nebulosas, cúmulos y dobles que ahora nos afanamos en
contemplar. Como curiosidad, en esta constelación se encuentra una
nebulosa planetaria conocida como Nebulosa
del Huevo.
Constelaciones |
Si se copia, se indica la fuente .
ResponderEliminarExiste una marca de sal que se llama leda. ¿Sería un referente?
ResponderEliminar